Ser mamá hoy…
Si me remito a nuestra naturaleza, a nuestro diseño como mamás, pienso… que difícil tarea es ser madres hoy, cuando la cultura no coincide con nuestra fisiología.
Tratando de no «acostumbrarnos» a el olor de nuestros hijos pequeños, porque nos desgarra la idea de dejarlos cuando nos subamos nuevamente a esa rutina tan veloz; cortamos lactancias porque nos da vergüenza las miradas inquisidoras; los apuramos a que crezcan rápidamente para volver a ser las mismas que éramos antes de parir, con el altísimo costo de cortar con sus pulsos vitales…
Por otra parte, la mayoría de las veces, no contamos con nadie que nos guíe, nos sostenga como esperamos. La soledad es un fantasma que no debiéramos encontrarla tan seguido, y menos puérperas, su presencia nos acecha, nadie se anima a nombrarla, pero a todas nos pasa…
Se nos obliga a ser fuertes y se nos inculca el «vos podés», y nos escondemos a llorar en el baño porque no hay lugar para esta emocional y humana mujer que somos, además así no nos ven nuestros hijos, sin darnos cuenta que lo que sentimos ellos también lo sienten, por cierto, herramienta hermosa que nos da el puerperio, pero que poco se habla y no la sabemos aprovechar.
Que difícil maternar cuando este mundo está al revés. Por un lado nuestro instinto nos devela pequeños saberes ancestrales, pero no lo sabemos escuchar y nos guiamos por las opiniones de los demás, vamos cortando con eso tan preciado que nos guía: nuestro cuerpo espiritual, nuestro yo interior, nuestro yo verdadero…
Quizás algunas tocamos fondo y pedimos ayuda, otras pensamos que es parte de la vida y continuamos, tirando todo en nuestras espaldas.
Pero hasta cuándo, digo yo… Y para las que piensan que el problema está en la pareja o en alguien externo, ese pensamiento, no es más que una pérdida de tiempo.
Nosotras tenemos que despertar nuestras voces internas, nuestra naturaleza espera por nosotras, dejemos que nuestro instinto y deseo materno nos guíe para retomar el camino…
Tenemos la oportunidad de cambiar la humanidad, estamos en el lugar justo, criando a nuestros niñ@s, y si le hacemos sentir que este mundo es confortable, complaciendo todas sus necesidades (las reales), así van a replicar sus actos, y veremos un mundo más amoroso y más amigable en no mucho tiempo!